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Actividades Arqueológicas: Excavaciones

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Avd. de la Constitución, Granada

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Fase III. Edad Moderna II. Construcción de la Plaza de Toros de la Real Maestranza. Y Fase IV. Contemporánea I. Uso de la Plaza de Toros de la Real Maestranza

Una de las actividades lúdicas más celebradas en Granada a lo largo de la Edad Moderna eran los “juegos de toros y cañas”. De origen medieval, consistía en fiestas en las que se soltaban unos toros en espacios acotados y vallados para garantizar la seguridad del público asistente, en los que se toreaban con distintas artes –a pie o a caballo- a los novillos hasta darles muerte.

Los participantes eran siempre miembros de la nobleza local. Posteriormente  se organizaban cuadrillas y se simulaban enfrentamientos  entre éstas, a modo de torneos medievales, en los que se utilizaban las cañas en los simulacros de armas, de ahí el nombre de “juego de cañas”.

Estos juegos, que se celebraban conjunta- mente, solían hacerse a lo largo del año en distintas épocas, unas veces promovidos por el Concejo de la ciudad, otras por miembros de la nobleza para conmemorar algún evento familiar, y otras por asociaciones de tipo cofrade.

No existía un lugar fijo para su celebración, pudiendo hacerlo en cualquiera de los espacios públicos de la ciudad si bien el emplazamiento más común fue siempre la Plaza de Bibrambla, aunque también fue frecuente su celebración en el la Carrera del Rastro, Plaza de los Lobos, Placeta de San Antonio y en el Campo de El Triunfo, también conocido como Campo de la Merced o de San Lázaro, por su proximidad con el convento de la Merced y con el barrio de San Lázaro.

De hecho, en las zonas que ofrecían una mayor amplitud, como el Campo de El Triunfo se montaban plazas de madera muy modestas.

En 1686  Felipe V ordena que se constituya la Real Maestranza de Granada en los siguientes términos:  “para excitar la nobleza civil el uso de algunos militares ejercicios, y que habilitada en ellos la juventud, tenga un plantel la monarquía, de cuyas resultas pueda trasladar a las victoriosas tropas del Rey muchos laureles, y para que lo caballos andaluces, que han hecho la milicia española superior a la de otras naciones, no descaezcan de la excelencia en que se constituyen por hidalguía de sus razas, y primor de su doctrina, ha sido cuidado repetido de nuestros monarcas erigir en ciertas ciudades unas congregaciones de nobleza, que haciendo profesion de la enseñanza, y exercicio de los caballos, recopilen en su provincia estas utilidades”.

Por tanto, entre sus objetivos se encontraba el mantenimiento de las artes de caballería, incluyendo los juegos de toros, con capacidad para organizarlos.

Para tal fin se encargó el diseño de una plaza de toros de fábrica, con forma de anfiteatro, estando fechado el primer plano en 1761 si bien su construcción no se llevó a cabo hasta 1768.

La excavación arqueológica ha permitido documentar parte de este edificio, que fue junto con el Palacio de Bibataubín el principal exponente de la arquitectura civil en la Granada del siglo XVIII. En concreto, se trata de algo menos de la mitad de la Plaza de Toros, pudiendo distinguir varias zonas:

el Sector de gradas del extremo Sur, con restos de los caminos de circulación interna y de acceso transversal.

Parte de la zona de tribuna, en el extremo noroeste, en donde se localizaban ciertos elementos arquitectónicos (pilastras de arenisca, postes de mármol de Sierra Elvira etc.) que denotan la importancia de esta zona de la plaza.

Estancias anexas destinadas a la retirada de los novillos y toros tras los juegos y las salas de despiece, junto a la entrada al edificio.

Ruedo o coso en el que se realizaban los juegos de toros.

Sistemas de drenaje de la Plaza de Toros para permitir su limpieza.

La excavación arqueológica permite a su vez estudiar con detalle los sistemas constructivos de un edificio bien acotado cronológicamente lo que nos permite conocer con mayor precisión las formas de construcción del siglo XVIII: los muros de cimentación de los anillos concéntrico que conforman la plaza están construidos con mampostería y mortero de cal, con una anchura de casi 1 metro, los asientos de los postes que sostienen las tablas del ruedo son sillares de toba y el ruedo estaba formado por una mezcla de tierra vegetal con arena apelmazada, dándole unas tonalidades grisáceas que contrastan con el uso generalizad oque se hace en la actualidad del albero.

En la zona central de la plaza de toros se han documentado unos hoyos de poste que son la evidencia de la construcción de estructuras de madera – postes y andamios esencialmente- que se utilizaban para los juegos de toros y cañas.

Fase V. Contemporánea II. Demolición de la PLaza de Toros y uso como vertedero

      Tras la destrucción de desmonte de la plaza de toros, su solar fue utilizado como vertedero de todas la obras de apertura de la Gran Vía de finales del siglo XIX y principios del XX. Este hecho queda reflejado en la estratigrafía que amortiza los niveles de arrasamiento del coso.

Comprobamos entonces que los trabajos arqueológicos realizados nos permiten hacer una rápida lectura por la historia de una parte de la ciudad de Granada, desde la Edad Media hasta principios del siglo XX, aunque sin duda las fase de mayor interés son las que se corresponden con el cementerio islámico de la Bab Ilbira y la construcción de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Granada.

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